10:05

Puede ser extraño, patológico o patético que lo primero que haga uno al despertar sea encender el noteboook. Pero es que acabo de soñar sentimientos mezclados, frases sueltas, melodías livianas con alas, que es como se suelen soñar las cosas, todas revueltas, y quiero anotarlas asì, tal cual.

Soñé por ejemplo con una sonrisa amplia, no hay nada, nada más en este mundo ni en ningún otro que pueda tocarme tan directamente el corazón como una bella sonrisa, como una sonrisa que para mí sea bella. Algo mucho más sutil y poderoso que un par de tetas o un culo, juntos o por separado, por muy perfectos que puedan ser. En mi mente queda siempre la sonrisa, acompañada de los ojos que siempre saben sonreir a la par.

Luego una frase se repetía, "tengo flores, tengo cartas, tengo besos", la iba diciendo yo, la iba pensando mientras caminaba por una calle que al llegar a una esquina se juntaba con otra de otro lugar, todo se mezcla, como si el Amazonas desembocara en el Mar Muerto, pero es un sueño y en los sueños todo puede pasar, por eso a veces me gusta tanto dormir.

Al final canté un estribillo simple, casi infantil, pegajoso y alegre, y desperté con él en los oídos, cantándolo sin depegar los labios. Lo canté con la cabeza, con el alma, aturdido estaba, el frío del aire me recibió y me sentí como deben sentirse los recién nacidos creo al salir del calor del útero. Entonces torpemente busqué la grabadora, apreté play y la canté casi en un susurro para no olvidarla. La memoria es tan frágil para algunas cosas (y tan porfiada para otras), cuántas canciones soñadas durmiendo o despierto he olvidado, cuando me traiga a mi negra se las cantaré todas juntas, pensé, pero qué hago con las flores, las cartas y los besos, pues transformarlo todo en más canciones, puede ser, espero que a mi negra le guste mi afán artístico y quiera acompañarme.

Pues bien, ya los vapores del sueño se están disipando y sospecho que comenzaré a escribir distinto, ya estoy más en este mundo y la gracia era escribir desde el otro.